El lápiz es una herramienta de escritura que ha sido utilizada durante siglos, y su evolución ha sido fascinante. Desde sus inicios rudimentarios hasta los modernos lápices mecánicos, este utensilio ha sido un elemento indispensable en la vida cotidiana y en el desarrollo de la escritura.
Primeros antecedentes
Los primeros antecedentes del lápiz se remontan a la antigua Roma, donde se utilizaban varillas de metal o plomo para escribir sobre tablillas enceradas. Estas tablillas se limpiaban con una esponja y se volvían a utilizar. A medida que la escritura se fue popularizando, la necesidad de una herramienta de escritura más práctica y cómoda se hizo evidente.
El primer antecedente del lápiz moderno se dio en el siglo XVI, cuando un grupo de mineros descubrió una sustancia negra y suave en las minas de grafito en Borrowdale, Inglaterra. El grafito era utilizado por los mineros para marcar las paredes de las minas y evitar que se les cayeran encima. Pronto se dieron cuenta de que esta sustancia podía ser utilizada para escribir.

En sus inicios, el grafito se utilizaba sin protección, por lo que los escritores se ensuciaban las manos y la ropa. Fue entonces cuando surgió la idea de envolver el grafito en madera para protegerlo y hacerlo más fácil de usar. El primer lápiz de este tipo fue creado en 1795 por Nicholas-Jacques Conte, un científico y artista francés que desarrolló un método para mezclar grafito con arcilla y hornearlo en moldes de madera.
A principios del siglo XIX, la producción de lápices se masificó en Europa y Estados Unidos. En 1812, William Munroe fundó la primera fábrica de lápices en Estados Unidos, y en 1822, el empresario alemán Kaspar Faber fundó su propia fábrica de lápices en Nuremberg, Alemania.
En la década de 1860, la tecnología de producción de lápices sufrió una revolución. Hasta ese momento, la madera se cortaba a mano y se pegaba al grafito, pero la invención de la sierra circular y la máquina de moldeo permitieron la producción en masa de lápices de alta calidad.
En la década de 1870, los lápices comenzaron a fabricarse con diferentes durezas de grafito. Se introdujeron las letras H y B para indicar la dureza del grafito, siendo H para grafito duro y B para grafito suave.
En la década de 1920, los lápices mecánicos comenzaron a aparecer en el mercado. La primera versión moderna del lápiz mecánico fue patentada en 1906 por el inventor estadounidense Stephen M. Berg, pero no fue hasta la década de 1920 cuando comenzaron a comercializarse.
En 1950, el ingeniero japonés Tadahiko Hashimoto inventó el primer lápiz mecánico con recarga de grafito, lo que permitió a los usuarios cambiar la recarga de grafito cuando se acababa.